En los últimos meses, Venezuela y Nicaragua están siendo sujetas a una agresión multiforme y permanente que se expresa cada vez de forma más abierta: sanciones financieras, declaraciones de altos funcionarios estadounidenses que piden el derrocamiento de Nicolás Maduro y Daniel Ortega, movimientos de oposición apoyada y financiada por organismos extranjeros, grupos que llaman a la violencia insurreccional contra un gobierno calificado de “dictadura”, o un reciente intento de magnicidio contra el presidente venezolano …
¿Será una cosa del azar? Ciertamente no. Recordemos que estos países son, junto a Cuba, el corazón de ALBA en el Caribe. Un sistema de cooperación regional creado en 2004 y basado en los valores de la solidaridad y la ayuda mútua en lugar del capitalismo desenfrenado. En otras palabras, la transición de un período histórico marcado por la resistencia de los pueblos al de la construcción de alternativas.
Alternativas. Para muchas personas esta hermosa palabra en plural aún no está inscrita en su agenda. En nuestras democracias, muchos sobreviven día a día bajo la amenaza de un despido, en busca de una pasantía, con la ansiedad de ver sus derechos a la salud, la educación y la cultura disminuidos … y se les pide hacer más con cada vez menos. En esas circunstancias, no siempre es fácil detenerse a pensar en las causas de las injusticias. En lugar de informar sobre las alternativas, los medios dominantes difunden el discurso dominante que consiste en culpar a los trabajadores por su suerte, para de ese modo destruir toda esperanza. Y en lugar de promover la expresión de las identidades colectivas, la dignidad humana y la memoria histórica, la cultura dominante difunde la apetencia del “cada uno por su lado”.
Sin embargo, hay una región del mundo donde el pueblo dijo “basta” y se ha levantado uno tras otro para inventar el mundo del mañana.
Nicolás Maduro con Daniel Ortega, bajo un retrato de Hugo Chávez.
Ayer, los pueblos de América Latina lucharon valientemente para derrotar al viejo mundo. Tomaron las calles, formando un sujeto histórico que expresa una transformación cultural con profundas raíces. Quienes están tratando de sabotear la economía de estos países y la destrucción de sus conquistas sociales, ¿han olvidado ya que el pensamiento y el ejemplo de Martí, Fidel, Chávez o Sandino están más vivos que nunca?
Hoy, el viejo mundo se resiste a su desaparición. Frente a la agresión constante, estos pueblos rejuvenecidos se movilizan resueltamente contra la injerencia en favor de la paz y el derecho al desarrollo. Es por eso que merecen no solo nuestro respeto, sino también nuestro apoyo y nuestra solidaridad activa. Lo que debería comenzar con nuestro derecho a la información. Si todos los pueblos deben hacer un balance de su propia experiencia, con sus avances y retrocesos, se requiere un esfuerzo para frustrar la propaganda y restaurar algunas verdades.
Alex Anfruns
Publicado en INVESTIG'ACTION, el 17 de septiembre 2018
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