Estimado Pablo Iglesias,
Desde Nicaragua he
presenciado el surgir y la evolución de Podemos y de su figura en España como
un soplo de aire fresco en la arena política internacional y como una novedad
positiva para la construcción de un mundo capaz de superar las limitaciones
estructurales que nos han arrastrado a la crisis civilizatoria actual, de profundo
calado social, económico y medioambiental.
Sin embargo, tras su
reiterada intermitencia con temas que no abordaré en esta carta y, finalmente,
su reciente posicionamiento en el programa Fort Apache en relación a la crisis
que estamos viviendo en Nicaragua[1],
he de decir que me ha provocado una gran decepción, llevándome a cuestionar
seriamente las posibilidades de su partido para ofrecer una alternativa
política a la ciudadanía española, y para que su país desempeñe a nivel
internacional un papel más reivindicativo por la justicia y la paz, que el que ha
venido jugando en las últimas décadas, especialmente de cara a los pueblos
latinoamericanos.
En primer lugar, quiero
recriminarle su falta de sensibilidad y la de sus contertulios para con las
personas que estamos viviendo esta campaña del terror en Nicaragua, ya que en
sus intervenciones ignoraron en gran medida las decenas de ataques terroristas
que hemos sufrido en este país en los últimos dos meses, los cuales nos han
dejado un saldo de 198 vidas segadas hasta el momento y cuantiosos daños a la
infraestructura, especialmente a la infraestructura pública, cuya estimación
asciende a los 183 millones de dólares aproximadamente, según el último informe
oficial[2],
lo que equivale al 1.3% del PIB nicaragüense del año 2017. En un momento como
el que estamos atravesando en Nicaragua, centrar su programa en las críticas a
la figura y el liderazgo de Daniel Ortega, y en la historia política del
partido del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), me resultó
doloroso. Ignorar la abrumadora violencia de la que estamos siendo víctimas, y
no sólo no denunciarla, sino incluso justificarla amparados en prejuicios
culturales y en los errores del FSLN, es un desprecio absoluto a la dignidad de
nuestro pueblo.
Centrar su programa en la
cuestión de si nuestro país es o no sandinista, es seguir promoviendo clichés y
jugar con la ignorancia del público de su programa. El sandinismo, además de ser
una fuerza política de capacidad organizativa ejemplar, es una escuela de
pensamiento político que surgió dando respuesta a las problemáticas propias de
las naciones latinoamericanas. Ningún país, ni siquiera la cuna de Sandino,
podría plantear que su población en bloque asume los valores sandinistas, porque
eso equivaldría a decir que vivimos en un país de pensamiento unidireccional, sin
disenso, en un país donde no se permite la divergencia ideológica y política. En
Nicaragua, se lo aseguro, no vivimos en un país así. Está claro que tanto usted
como sus invitados poseen un conocimiento bastante limitado sobre la diversidad
política, religiosa, étnica y social que nos caracteriza.
Seguidamente, las
críticas a la figura de Ortega en su quehacer político y en lo que respecta a
su historia personal, muestran la parcialidad absoluta de sus invitados,
alineados casi completamente con los discursos vertidos a la opinión pública por
Sergio Ramírez, Ernesto Cardenal, Gioconda Belli o Carlos Fernando Chamorro,
militantes todos ellos del Movimiento Renovador Sandinista (MRS) y enemigos
acérrimos de Daniel Ortega y Rosario Murillo, a los que profesan un intenso
odio personal, para todos conocido. Daniel Ortega es un hombre, tan imperfecto
como cualquier otro hombre, pero ha ganado tres elecciones en fila, limpiamente, y con un apoyo amplio de la ciudadanía. Su
liderazgo político tanto dentro del FSLN como fuera de él, es incuestionable en
Nicaragua, mal que les pese a ustedes y a las figuras del MRS. Así lo indican
incluso las encuestas de alcance regional, entre ellas el Latinobarómetro, que
en octubre del año pasado reflejaba una aprobación a la gestión del Gobierno
nicaragüense del 67% de la población, la mayor de toda América Latina, y a
mucha distancia de la aprobación a gobiernos como el de Uruguay (41%), Argentina
(36%), Chile (33%) o Colombia (30%), por poner algunos ejemplos[3].
También fue evidente su
alienación y la de sus invitados con los medios de alcance masivo vinculados al
poder financiero y corporativo, como lo es El País en España, o El Nuevo
Diario, La Prensa y el Confidencial en Nicaragua, estos dos últimos sostenidos inclusive
por el apoyo financiero de instituciones de gobierno estadounidense, así que ya
me dirá usted qué clase de libertad de pensamiento está promoviendo su programa
en la audiencia española. Pareciera que no existieran otros medios donde conocer
la lectura que está haciendo el gobierno de Nicaragua y que estamos haciendo
los defensores de la soberanía de Nicaragua sobre los hechos acontecidos desde
el 18 de abril. Pero los hay, lo que me lleva a concluir que el silencio de la
mesa sobre la perspectiva de un golpe de Estado en Nicaragua, más que su
torpeza intelectual, indica su complicidad con los poderes fácticos que nos
están atacando.
Parece que también
ustedes están satisfechos con la sociedad de juguete en la que quieren
convertir a la ciudadanía global, incapaz de desarrollar un criterio propio
desde el que interpretar la realidad política actual. La cantidad de hechos y
detalles que cuestionan la versión mainstream
de la “insurrección popular” y de las “protestas pacíficas” son tan
abrumadoras, que no es posible ignorarlas. Pero usted y sus contertulios
prefieren mirar hacia otro lado. Prefieren puntualizar los errores de Ortega y
su partido, incluso dándose el lujo de emitir juicios sobre decisiones
políticas que no se pueden comprender desde la realidad política española,
reproduciendo una posición academicista y colonialista con la que –
sinceramente – creía que usted no comulgaba. Me equivoqué. Incluso una de sus
invitadas llegó a desacreditar la posición de Augusto Zamora, la única voz de
la mesa que podría explicar el significado de las decisiones políticas tomadas
por el FSLN en el pasado. No nos sorprende: como siempre, el academicismo español
está por encima de la verdad de los pueblos latinoamericanos.
Tal como intentó
explicarles el Sr. Augusto Zamora, las decisiones políticas que tuvo que tomar
el FSLN para llegar al poder en el 2006 fueron necesarias para ganar esas
elecciones y cumplir con el compromiso histórico del partido con sus bases,
sumidas en la pobreza y la extrema pobreza a raíz de los estragos de la guerra
contra EE.UU. en los 80, y del legado de las políticas y las prácticas de
corrupción de los gobiernos neoliberales de los 90. Decisiones para muchos
desagradables, pero necesarias, que se tomaron por el sentido de
responsabilidad política del FSLN, para poder gobernar en este país e imprimir
para Nicaragua un destino diferente al del resto de los países centroamericanos
(Costa Rica incluida), enclaves del narcotráfico regional y vasallos del
imperialismo en LAC.
Las críticas vertidas en
su programa a los acuerdos políticos celebrados con Arnoldo Alemán y al modelo de gobierno nicaragüense, asentado en
parte en las alianzas con la Iglesia católica nicaragüense y con el
Consejo Superior de la Empresa Privada, desconocen
la historia y el contexto social y político de mi país, que ha estado sujeto a
la injerencia de EEUU desde la misma fundación de la República[4]
en 1821 y que es de arraigada tradición
católica, la cual nos fue impuesta a sangre y fuego por el colonialismo
español. Sin esos acuerdos y alianzas políticas, tan criticados en el discurso
de los sectores antisandinistas que ustedes han decidido reproducir como
autómatas durante su programa, el FSLN no sólo no hubiera llegado al poder,
sino que le habría sido imposible lograr la estabilidad política y económica
necesaria para desarrollar un modelo de gobierno como el que se ha
implementando desde el 2007, el cual ha logrado sacar de la pobreza al 17.6% de la población en el periodo 2009-2016, aumentar la
cobertura eléctrica del 54% al 94% de la población en diez años e imprimir un ritmo
de crecimiento estable cercano al 5% del producto interior bruto en los últimos
nueve años.
Vincular al ciclo económico las mejoras en
las condiciones de vida del pueblo nicaragüense sin reconocer los logros de la
gestión pública del gobierno – como hizo uno de sus panelistas – es desconocer
que Nicaragua ha superado su condición como el segundo país más pobre de toda
América Latina y del Caribe, en una región asolada por la inseguridad y la
pobreza: según los datos del CEPAL[5],
mientras la pobreza en Guatemala y Honduras alcanzaba a un promedio del 60% de
sus poblaciones respectivas para el 2014, en Nicaragua vivían en esta condición
el 29% de la población y la extrema pobreza alcanzaba al 8%. Por el contrario,
en Honduras la extrema pobreza alcanza al 44% de su población, y en Guatemala
al 30%. Pero ustedes prefieren cuestionar las decisiones económicas del
gobierno nicaragüense, reproduciendo sin filtros las críticas repetitivas y
vacías de los opositores del FSLN. Dígame usted qué gobierno ha sido capaz de
construir un modelo económico desvinculado
del capitalismo neoliberal que nos ha absorbido a todos. Solamente Cuba ha logrado
mantener un modelo así, y todos sabemos el costo enormísimo que ha tenido que
pagar el pueblo cubano por defender su soberanía.
Al contrario de usted, Daniel Ortega
siempre ha sido consecuente con sus principios, apoyando a los gobiernos que
–como Nicaragua – se han distanciado de los lineamientos políticos de EE.UU. De
igual manera, siempre ha promulgado y llamado a la unidad de los pueblos
latinoamericanos y exigido el derecho a la autodeterminación de los mismos. Ustedes
no pueden comprender el valor de este compromiso del gobierno sandinista y de
Daniel Ortega a nivel regional, porque nunca han experimentado el acecho de la
potencia del norte, sino que más bien ustedes mismos son los aliados de esta
potencia, herederos de un pasado colonialista y hacedores de un presente
injerencista sobre los países latinoamericanos, como bien pudimos observar a
través del golpe de Estado a Chávez en el 2002, el apoyo de la Embajada
española a los liberales en las elecciones de Nicaragua del 2006, o través de
su falta de compromiso con la defensa de los valores democráticos durante el impeachment a Fernando Lugo en Paraguay
en el 2012.
La defensa de la soberanía nacional y de la
unidad latinoamericana, y la lucha contra el empobrecimiento de las mayorías
excluidas en Nicaragua, son los verdaderos principios del sandinismo, que ustedes
no son capaces de identificar y que los intelectuales del MRS – que ustedes
tanto admiran – no pueden compartir, a pesar de quererse llamar sandinistas,
porque ellos son parte de esa minoría de la burguesía criolla que ha mantenido
y se ha beneficiado de esas condiciones de explotación sobre las mayorías
empobrecidas de Nicaragua. Ahí deben encuadrar ustedes la posición de Ernesto
Cardenal o de Gioconda Belli, cuyo poema dio entrada al debate sobre la crisis
nicaragüense en su programa. Me imagino que antes de dar legitimidad a las
palabras de la Sra. Belli, se dio a la tarea de estudiar un poco su historia
familiar. Sabrá por tanto que las políticas puestas en marcha por su hermano
Humberto Belli, exministro de educación en los 90 y miembro del Opus Dei en
Nicaragua, supusieron la expulsión de miles de niñas, niños y jóvenes
nicaragüenses del sistema escolar, cuya privatización fue casi absoluta[6].
Que privilegio para la Sra. Gioconda haber nacido en la familia Belli y que sus
hijas no hayan tenido que sufrir los “costos” sociales de las decisiones
políticas de su tío. Muchos otros nicaragüenses nacidos a finales de los 70 y
en los 80, no han tenido esa misma suerte.
Foto:ARCHIVO/ND.
Reflexionando sobre la coherencia del ideario político de la Sra. Gioconda Belli quien, por cierto, es ciudadana norteamericana residente en EEUU desde la década de los 90, doy por sentado que tanto usted como sus invitados, en sus profundas lecturas sobre la historia política de mi país, pudieron darse cuenta de que el partido político en el que milita la Sra. Gioconda se presentó a las elecciones nacionales del 2016 en alianza con el Partido Liberal Independiente. Imagínese Sr. Iglesias, es como si su partido se hubiera presentado en alianza con el Partido Popular a las elecciones. Una total incoherencia. ¿Qué sandinismo puede profesar esta señora y los colegas de su formación política si se prestan a concurrir a unas elecciones en alianza con la extrema derecha nicaragüense? No puedo comprender la hipocresía de la Sra. Belli al llenarse la boca reclamando para sí misma y para los suyos la fidelidad al verdadero ideario sandinista, cuando su política se ha caracterizado por una total incoherencia con estos valores.
Pero ustedes prefieren hacerse los tontos, los ciegos y los sordos, y tragarse el producto mediático que con sus tintes revolucionarios ha encandilado a los programas de análisis políticos orientados al consumo de masas, como el suyo. Prefieren faltar a la ética y mantener al pueblo español en la ceguera histórica, en la ignorancia y en su ausencia de toda responsabilidad en la conformación del sistema mundo y de su esquema de poder, el mismo que nos llevado hasta dónde estamos y que ustedes con su complicidad han elegido seguir reproduciendo.No vaya a ser que se rompa el encantamiento de su impostura, de su coleta, de sus camisas blancas y de su incapacidad para plantar cara al legado histórico que hemos heredado, y que continuaremos arrastrando porque, desde aquí, nos ha quedado bien claro el lugar que usted ha decidido jugar en la historia. Un package atractivo sin mucho contenido.
Pero ustedes prefieren hacerse los tontos, los ciegos y los sordos, y tragarse el producto mediático que con sus tintes revolucionarios ha encandilado a los programas de análisis políticos orientados al consumo de masas, como el suyo. Prefieren faltar a la ética y mantener al pueblo español en la ceguera histórica, en la ignorancia y en su ausencia de toda responsabilidad en la conformación del sistema mundo y de su esquema de poder, el mismo que nos llevado hasta dónde estamos y que ustedes con su complicidad han elegido seguir reproduciendo.No vaya a ser que se rompa el encantamiento de su impostura, de su coleta, de sus camisas blancas y de su incapacidad para plantar cara al legado histórico que hemos heredado, y que continuaremos arrastrando porque, desde aquí, nos ha quedado bien claro el lugar que usted ha decidido jugar en la historia. Un package atractivo sin mucho contenido.
Desde la Nicaragua diversa, multiétnica,
multilingüe y solidaria,
Walter Augusto Solís Aguilar