Entrevista a Geraldina Colotti
La visión que compartió la periodista, Geraldina Colotti, sobre la situación global que viven los países en la actualidad, responden a viejos mecanismos aplicados por las grandes potencias, enriquecidas con las materias primas del sur, llaman a la reflexión y hacer críticos frente a la utilización de la mentira como herramienta mediática que imponen los intereses económicos, políticos y culturales a las naciones que se levantan con revoluciones que son faros para aquellos que históricamente han sido doblegados por amenazas y exterminios, por ende la criminalización de la lucha popular es la bandera de los capitales que pierden terreno frente a los pueblos que despiertan para ver la esperanza de la unidad socialista.
¿Cómo opera el cerco mediático contra Venezuela? ¿Por qué la Revolución Bolivariana es concebida como una amenaza para las "democracias"occidentales? A partir de estos y otros interrogantes, la periodista italiana Geraldina Colotti, entrevistada por Alba Tv, nos invita a la reflexión.
Revolucionaria "de toda la vida", escritora, y periodista, Geraldina Colotti en su primera vida fue militante de una organización italiana de lucha armada, las Brigadas Rojas, hecho por el cual tuvo una condena a 27 años de prisión. Cuando las medidas alternativas le permitieron salir algunas horas de la cárcel, empezó a trabajar en un periódico de izquierda independiente, "il Manifesto", aunque "siempre con mucha censura de parte del Estado, porque en mi país no se llevó a cabo un proceso de paz" cuenta Geraldina, "como tampoco se hizo un balance de este extraordinario ciclo de lucha - inclusive armada - iniciado por los estudiantes en 1968 y luego protagonizado por los obreros. Fueron largos años de lucha radical, de masa y de vanguardia, que llevaron a obtener muchas conquistas sociales, en términos de derechos y bajo un keynesianismo muy avanzado. Sin embargo, no se logró un cambio radical, ni tampoco un cambio democrático-institucional. Con la llegada de la crisis estructural e histórica del capitalismo en los años 80, la burguesía revirtió todas las conquistas alcanzadas, sobretodo en el ámbito laboral. Y lo que hace la burguesía al retomar el poder es destruir totalmente la memoria histórica, demonizando la lucha de clases, el socialismo y sus vanguardias: para impedir que las jóvenes generaciones, conociendo estas experiencias de su pasado, puedan llevar a cabo una lucha de clases mejor"
En la prensa italiana eres una de las voces más importante en romper el cerco mediático impuesto a Venezuela. ¿Cómo llegas a asumir tu compromiso con la Revolución Bolivariana?
En 1992, cuando aún estaba en la cárcel, vi en la televisión la noticia de la rebelión cívico-militar en Venezuela. Todos los medios presentaban el hecho como el "típico" golpe de Estado militar caribeño: pero las declaraciones del Comandante Hugo Chávez, con la experiencia que yo tenía, me hicieron intuir que la realidad era diferente. Una vez que Chávez fue electo Presidente y que, al mismo tiempo, empecé a salir de la cárcel, fui conociendo mejor el proceso bolivariano, a través de la gente que venía a Italia, incluyendo al mismo Comandante Chávez.
Cuando volvieron a entregarme el pasaporte, el primer viaje que hice fue en Venezuela, porque es la experiencia más interesante del siglo XXI: sobretodo por el desafío de poder hacer una revolución sin las armas, sin una insurrección popular tradicional, gracias a este unicum de la unión cívico militar. Es un desafío difícil, porque se hace la revolución dentro de un Estado Burgués, que pone todos los obstáculos posibles para impedir que esta revolución sea más socialista. Hay entonces peligros internos: corrupción, gente que se cansa o que pierde la dirección, traiciones. Pero sobretodo hay un tema muy complejo y es que, a diferencia de Cuba, donde la burguesía fue expulsada y se fue a conspirar en Miami, aquí en Venezuela la burguesía y la oligarquía siguen estando en el país, conspirando desde adentro.
Otro aspecto para mí importante es que Venezuela se constituyó en ejemplo, produciendo un nuevo ciclo de gobiernos progresistas en América Latina, donde nuevos sujetos populares, tradicionalmente excluidos (como los pueblos indígenas, las mujeres, los pobres en el sentido más clásico) se juntaron con los sujetos más tradicionales de la lucha de clase: obreros, campesinos y estudiantes. A través del concepto de democracia participativa y protagónica han producido entonces una ruptura original de la democracia burguesa y de la forma de representación política e institucional tradicional (aún vigente en Italia y en Europa). Venezuela es una escuela para todo el mundo, porque la Revolución Bolivariana es un laboratorio en el cual convergen todos los experimentos más interesantes de la historia del movimiento obrero internacional, lo que se hizo y lo que no se hizo en el socialismo real.
¿Cómo opera el cerco mediático contra Venezuela?
Los medios son la pieza central de una política general de la oligarquía, responden a las grandes concentraciones monopólicas de los capitales, en todos los países del mundo. El cerco mediático contra Venezuela es, ante todo, una información de guerra: en las guerras de cuarta generación los medios son un actor muy importante, tal vez central, en la construcción de nuevas agresiones imperialistas a los Estados que quieren hacer valer su autodeterminación o que simplemente tienen muchos recursos. Este tema se ha multiplicado después de la caída de la Unión Soviética, con las "revoluciones de colores" en las cuales vemos como el modelo de Gene Sharp está determinando un esquema a nivel mundial.
Estas guerras mediáticas se nutren de la confusión, en la mente de la gente y en la izquierda europea, producida por la ausencia de un balance del siglo XX: hecho que ha servido para demonizar y expulsar el legítimo derecho de los pueblo a la rebelión. La misma naturaleza de la lucha de clases ha sido totalmente demonizada, expulsada de la reflexión a través de palabras como"democracia" y "derechos humanos", vaciadas y utilizadas por los mismos que más las violan. Dicha confusión entonces sirve no solo para agredir, sino para paralizar. Nos quieren imponer como única legalidad la del Estado Burgués, que puede permitirse de agredir con bombas a otros países diciendo que se trata de"guerras humanitarias" (oxímoron feroz difundido por la prensa), escondiendo el hecho que un Estado que no te entrega los derechos económicos elementales – casa, trabajo y tierra – no puede permitirse de ser respetado en su legalidad, porque es una legalidad de asesinos.
Esto es muy importante, porque el mensaje que viene de Venezuela, al contrario, es de un pueblo que rescata la dignidad, la lucha de clases y la bandera de la revolución para todos los pueblos del mundo. Por esto los medios tienen que decir todo lo contrario de lo que está pasando: porque, como ha dicho Obama imponiéndole sanciones a Venezuela, la Revolución Bolivariana es una amenaza inusual y extraordinaria para la seguridad de EE.UU., y esto es verdad: pero no porque Venezuela sea un país imperialista y agresor; sino que constituye un peligroso contagio que se puede difundir, como pasó un poco con la ola de gobiernos progresistas en América Latina después de la llegada de Chávez. Hay pueblos en todo el mundo que piden una Asamblea Nacional Constituyente, inclusive en Europa, y esto pudiera ser devastador para el imperialismo. Por eso es que los medios tienen que construir una mentira, para no mostrar al proyecto socialista como algo posible en nuestros países.
¿Cuál es la reacción hacia quienes tienen la osadía de romper el cerco mediático impuesto a la Revolución Bolivariana?
De total invisibilización y hasta expulsión. Hay un nivel muy fuerte de complicidad en Europa, de todos los que trabajan en los medios poderosos, porque la línea editorial es una línea patronal. No puedes decir lo que quieras, inclusive en lugares donde teóricamente pudieras tener la libertad de decirlo, porque en realidad allí también hay enormes condicionamientos culturales que dictan una línea. Entonces tienes que autocensurarte, para no parecer un viejo loco que dice cosas que nadie dice, y el juego es fácil: porque "el socialismo pertenece al pasado", porque "este lenguaje ¿Qué es?", porque no se pueden utilizar algunas palabras clave. Hay "palabritas" que se tienen que utilizar, y el ni-ni es lo que funciona más: no estar ni con el uno ni con el otro, no tomar decisiones. Porque éste es el tema: la gente nuestra, el proletariado, no puede empezar de nuevo a tomar su destino en las manos, no puede tomar decisiones. La política en Europa es una gran charlatanería, donde no hay consecuencia entre lo que se dice y lo que se hace, porque nadie quiere asumir responsabilidades así como, a lo contrario, hizo Chávez en 1992.
La mentira, el conformismo cultural, es lo mismo que empezó con la URSS y continuó con Cuba: no puedes escribir alguna tesis histórica que no sea divisionista, porque si no no te publican o eres objeto de alguna forma de ostracismo. Casi te imponen decir una cantidad de cosas contra el Gobierno Bolivariano para poder decir una a favor. No pueden soportar que haya una voz que rompa el cerco mediático, porque esa voz puede imponerse. Yo lo veo también con la historia de mi pasado: cuando escuchan una persona que se pone en juego, que analiza la derrota pero también lo bueno de los ideales, lo que significó el punto de vista histórico, los jóvenes se interesan. Siempre es muy interesante "destapar la olla", claro está, si luego hay un partido o una organización que tenga perspectiva – como hizo Chávez cuando ganó las elecciones – que junte los bloques sociales anticapitalistas para hacer por lo menos reformas estructurales importantes.
Cuanto sea importante la Revolución Bolivariana por su mensaje es evidente en el chantaje a los cuales son sometidos todos los que se están presentando a las elecciones en Europa y en América Latina, con una plataforma nueva, queriendo una Asamblea Constituyente o un cambio verdadero: a todos se le pide tomar distancias del "espectro del chavismo". En Europa empezaron contra Tsipras en Grecia, siguieron con Podemos en España y en Francia con Mélenchon. En América Latina lo vimos en Perú con el Frente Amplio, en México, en Chile.
Desde sus inicios, y debido al carácter de participación y protagonicismo que caracteriza la democracia venezolana, ésta ha sido una grandísima escuela a cielo abierto y a 360°. Uno de los mayores logros ha sido el impulso del pensamiento crítico, capaz de desmontar las manipulaciones mediáticas y el discurso de los poderes fácticos. ¿Cómo comparar eso con la manufacturación del consenso contra Venezuela en el exterior, que se realiza a través de la mentira y la distorsión mediática?
Esa capacidad siempre es debida al nivel de empoderamiento que se hace respecto a la lucha de clases en un proceso revolucionario. Aquí en Venezuela este proceso se hizo, aunque con muchos problemas. Incluye además el enfoque de género, que es la crítica más importante que se puede hacer al modelo de desarrollo del machismo patriarcal: un tema que no es sectorial, que atraviesa toda la vida y que cuando se hace no sólo de manera teórica sino concreta, muestra como en la construcción de la correlación de fuerzas no solamente entren las clases, sino también el género. Esto produce una batalla de ideas muy importante.
En los lugares donde el conflicto de clases ha sido demonizado o no viene presentado en su cruda realidad, este hecho oculta ante todo la naturaleza del capitalismo, que por su definición es falsa: porque no te permite ver la realidad de la relación de explotación; porque te hacen creer que el capitalismo siempre ha existido; que el capitalista te hace un favor en darte trabajo cuando quien produce la riqueza eres tú. Te hacen creer que tu enemigo, si tú eres el penúltimo de la cadena, es el último de la cadena – como en el caso de los inmigrantes. Te hacen creer que eres un ser único, cuando toda la gente hace lo mismo: los mismos hábitos, los mismos consumos, los mismos falsos entretenimientos. Es el gran circo de la mentira, y se basa sobre la ausencia total de crítica, porque la crítica produce la lucha.
Otra cosa es que te hacen pensar que todo lo que tu hagas en tu pequeño lugar es único y no tiene correlación con lo que pasa en el mundo. A lo contrario: el costo del trabajo de una maquila en México o de una obrera en Bangladesh se decide en Europa: y tú tienes responsabilidad. Si no luchas a nivel internacionalista, porque no ves a tu hermano obrero en el Sur del mundo, tú eres cómplice de una realidad que no produce crítica sino aceptación, resignación.
Puesto que cada proceso revolucionario es único, en cuanto producto de una original conjugación de factores sociales, históricos, políticos, económicos y culturales ¿Cuál pudiera ser la mayor enseñanza "exportable" de la Revolución Bolivariana, capaz de generar reflexiones y cambios en otros contextos?
Claro, por ejemplo en Italia no tenemos petróleo y tenemos otra historia. Sin embargo hay muchas más correlaciones entre Italia y Venezuela de lo que pensamos. Por decir una, en Venezuela como en Italia ha habido una "resistencia traicionada": en Venezuela, cuando se obligó a huir al dictador Marcos Pérez Jiménez, las fuerzas dirigidas por el partido comunista de resistencia habían tenido la esperanza de hacer una revolución, como en Rusia. Sin embargo, un año después, cuando ganó la Revolución Cubana, los EE.UU. impusieron el pacto de Punto Fijo e ilegalizaron a los comunistas. En Italia también hemos tenido una resistencia traicionada, porque no hemos logrado, después de la caída del nazifascismo que las fuerzas comunistas que habían dirigido la resistencia pudieran "hacer como la Rusia", como se decía en ese entonces. Por eso también hemos tenido una lucha armada contra una democracia camuflada, en Italia como en Venezuela.
Pero, cuando Chávez ganó las elecciones, lo hizo con un bloque social anticapitalista y nacionalista, que puso en discusión la realidad de la representatividad institucional con más socialismo y rescate de las luchas pasadas (incluyendo a la lucha armada), de los símbolos nuestros, de la independencia, de los próceres, del feminismo. Nosotros, en Italia, no hemos logrado hacer eso.
Otro elemento que rescató la Revolución Bolivariana es el tema de la independencia, la soberanía de los Estados y la integración regional: un fuerte motivo de ejemplo para la Europa actual, la de la Troika, de los fuertes, del Banco Mundial, del Fondo Monetario Internacional. Nosotros, como Italia, somos un país que no tiene independencia, porque estamos bajo el paragua de la OTAN y actualmente bajo la imposición de la Troika. Tenemos una Constitución bastante avanzada pero que no se ha puesto en práctica. Dice por ejemplo que "Italia es una república fundamentada en el trabajo" pero no tenemos trabajo. Por el contrario, se ha modificado la Constitución pero con una normativa a favor de la Europa neoliberal, que impone que no sólo no se pueden hacer reformas estructurales, sino tampoco actuar bajo el keynesianismo con que dimos en los años 70. Lo único que puede hacer el Estado es pagar la deuda y aceptar los parámetros de referencia de la troika.
Frente a esta situación, los mensajes que vienen de Venezuela son mensajes que pueden movilizar a los pueblos. Hay algunos grupos y sindicatos de base que ya trabajan sobre los temas del modelo bolivariano. Claro, nosotros no tenemos a Bolívar, tampoco tenemos una unión cívico-militar, y el nacionalismo es muy peligroso utilizarlo porque está asociado a los fascistas. Pero, por ejemplo, es importantísima la idea que se pueda construir la paz con justicia social, y no un falso pacifismo.
Y sobretodo es importante el hecho de que los pueblos sí pueden ganar, que con la resistencia se puede ganar y que al final el socialismo es la única bandera que puede vencer contra la barbarie del capitalismo que nos está conduciendo a la derrota mundial del hombre, de la mujer, del medio ambiente.
Desde sus inicios, y a lo largo de todos estos años, el carácter experimental de la Revolución Bolivariana, ha atraído el interés y la participación de muchísimas organizaciones de América Latina, Europa, Norteamérica. ¿Qué representa este nuevo internacionalismo?
Este nuevo internacionalismo es un factor muy importante, que se hace más que decirlo. Lo digo un poco como provocación, pero deberíamos retomar la propuesta que hizo Chávez en el 2009, cuando dijo "vamos a hacer una Quinta Internacional". Pienso que es el momento. Se hizo en los hechos, en el sentido de la unidad de los pueblos, en la organización y en el desarrollo de propuestas siempre impulsadas por Venezuela. Hay muchísimos movimientos que miran a Venezuela como a un faro, sobretodo porque no piensa ser el país guía, pero es sin duda un multiplicador y un activador de contenidos. Y ahora que está bajo ataque, los pueblos, los movimientos sociales, las organizaciones populares – sobretodo de América Latina – están retomando la bandera del ejemplo.
Inauguración de la XII Cumbre Presidencial de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América – Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP), el 30 de julio del 2013, en Guayaquil (Ecuador).
¿Cuál reflexión quisieras compartir, como internacionalista, con el pueblo venezolano en esta coyuntura?
¡Fuerza, fuerza y unidad de clase! en el Norte como en el Sur global, porque estamos enfrentando a los mismos enemigos, las mismas contradicciones, la misma crisis general histórica del capitalismo, que ahora con la llegada de Trump está mostrando como ni siquiera el mismo sistema sea capaz de controlarlo. Son tiburones que se comen entre ellos y pueden desencadenar reacciones – sobre todo contra Venezuela – que son muy peligrosas, en todos los niveles. Nosotros tenemos que hacer nuestro deber: y el principal deber de un comunista es hacer las revoluciones en su propio país.
Publicado en AlbaTv, el 10 agosto 2017.